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Cómo los alimentos de temporada equilibran tus hormonas y cuidan tu microbiota

Cómo los alimentos de temporada equilibran tus hormonas y cuidan tu microbiota (sin suplementos caros)

Hoy vamos a hablar de un tema que me encanta, de uno de los pilares de la alimentación saludable y del equilibrio hormonal, del que me oyes hablar cada inicio de mes (si me sigues también por Instagram): Los alimentos de temporada y su impacto en nuestra microbiota y equilibrio hormonal.

Te voy a contar por qué desde hace años, te comparto cada inicio de mes el listado de alimentos de temporada. Porque no sé si alguna vez te habías preguntado si seguir una alimentación de temporada puede influir en tu salud hormonal, en tu energía diaria e incluso en tu salud mental, SPOILER: pues ya te adelanto que sí.

Conexión entre alimentación, microbiota y hormonas

No se si a ti también te pasa que en invierno tu cuerpo te pide platos más calientes y reconfortantes (cremitas, sopitas), mientras que en verano sueñas ensaladas frescas y frutas jugosas… Bueno, no es casualidad. Nuestro cuerpo está diseñado para sincronizarse con los ciclos naturales.

La alimentación de temporada no solo es más económica y sostenible, sino que también es clave para mantener una microbiota diversa y saludable.

Esto es importante para nuestra salud hormonal, ya que nuestra microbiota intestinal desempeña un papel importantísimo en la metabolización de los estrógenos.

El estroboloma

Hay un conjunto específico de bacterias en nuestro intestino llamado estroboloma, un equipo de élite que cuando funciona al 100% ayuda a prevenir desbalances hormonales. Imagínate lo importante que es esto si:

  • Tienes síndrome premenstrual intenso
  • Endometriosis
  • SOP
  • E incluso perimenopausia

La clave aquí es entender que alimentar bien nuestra microbiota nos ayuda a cuidar nuestras hormonas.

Y la buena noticia es que no necesitamos suplementos super caros, probióticos raros ni tratamientos complicados. La naturaleza nos da justo lo que necesitamos en cada estación con la alimentación de temporada. Ya que es más importante de lo que imaginas.

Los alimentos clave por estación (Hemisferio Norte y Sur)

Vamos a entrar en detalle sobre los alimentos clave que cada estación nos ofrece y cómo podemos usarlos para nutrir nuestra microbiota y equilibrar nuestras hormonas.

En las regiones del mundo donde hay estaciones en invierno, hay menos cosecha y las comidas son más consistentes (más protéicas, más grasas y más elaboradas). Nos apetece comer caliente, y de hecho es lo que mejor nos sienta para recuperar el calor perdido en la termorregulación.

Los alimentos recomendables en época de invierno

La naturaleza también participa cuidándonos y nos ofrece alimentos diferentes en estaciones frías o cálidas. Ahora en invierno en el hemisferio norte tenemos:

  • Calabaza, boniato, zanahoria → Ricos en betacarotenos, protegen nuestros tejidos internos y externos de los fríos y cuidan la salud del hígado lo que ayuda a limpiar el exceso de estrógenos.
  • Col, brócoli, coles de Bruselas → Son crucíferas, y su alto contenido en sulforafanos favorecen la eliminación de toxinas y de hormonas que deberían eliminarse.
  • Granada y cítricos → Potentes antioxidantes que reducen la inflamación, cuidan el sistema circulatorio (que se ve afectado por los fríos) y nos protegen contra el estrés oxidativo.

Los alimentos recomendables en primavera y verano

El panorama cambia mucho ya que la radiación solar es mayor, el calor al que estamos expuestas también y con ello se produce un aumento de la sudoración y de la pérdida de hidratación de los tejidos. En esos momentos la naturaleza nos ofrece alimentos específicos que nos ayudan a contrarrestar ese estrés climático al que cada año se someten nuestras células. Los alimentos recomendables en esta época son:

  • Frutos rojos y bayas (fresas, arándanos, frambuesas, grosellas, moras, uva morada) → Ricas en polifenoles que alimentan a las bacterias beneficiosas de nuestro intestino. Y también en proantocianidinas y resveratrol, antioxidantes importantísimos para el cuidado de nuestro sistema circulatorio (las autopistas de las células). Seguramente si desde pequeñas tomáramos más frutos rojos, tendríamos mejor salud cardiovascular.
  • Níspero, albaricoque, melocotón… → Ricos en betacarotenos, antes te comentaba que estos nutrientes protegen nuestros tejidos internos y externos de los fríos, pero ¿sabías que también ayudan a que la piel pueda protegerse de manera natural de los rayos UVB y UVA del sol? No es casualidad que en el momento en el que empieza aumentar la intensidad del sol, la naturaleza también nos ofrezca estos frutos.
  • Pepino, sandía, melón → Estos alimentos posiblemente sean los más hidratantes y refrescantes, de todo el listado de frutas/verduras de la dieta mediterránea, ¡y qué casualidad que su temporada coincida con el momento de más calor y mayor sudoración de todo el año! De nuevo, parece que la naturaleza lo tiene todo pensado para proteger a sus habitantes. Por cierto, también contribuyen a reducir la inflamación intestinal, por lo que cuida a las bacterias de este equipo de élite del que hemos hablado antes, nuestro estroboloma.

Y lo mismo que hablamos de frutas y verduras, también podríamos hablar de pescados, base de la dieta mediterránea que no todos están disponibles siempre.

La importancia de la dieta variada

Imagina que tu intestino es el salón de un gran restaurante donde estamos dando un banquete, y cada bacteria de tu microbiota es una invitada especial con sus gustos y sus preferencias.

Algunas bacterias prefieren las verduras crucíferas, otras disfrutan más de los frutos rojos y otras de las legumbres. Si lo vemos así, entenderemos por qué todos los estudios sobre salud digestiva coinciden en una cosa: la dieta debe ser variada.

¿Y qué hay más variado que ir comiendo alimentos de temporada según la naturaleza nos los va ofreciendo como si fuera un catering diseñado especialmente para ese banquete.

Cuando elegimos alimentos frescos y variados según la estación, nos estamos asegurando de que todos los invitados tengan su plato favorito. De que todas las bacterias estén felices y puedan trabajar a gusto.

En invierno, los caldos calientes, las raíces como la zanahoria, la chirivía, los nabos, el hinojo, el boniato, la patata… reconfortan a esas bacterias que adoran los carbohidratos complejos, mientras que en verano, las frutas frescas y las ensaladas coloridas nutren a otras que prosperan con antioxidantes y fibra ligera.

Cada estación nos trae ingredientes únicos que diversifican nuestro banquete intestinal, manteniendo a todos los “invitados” contentos y en equilibrio.

Y lo mejor de todo es que, cuando todas las invitadas están felices, la fiesta fluye sin problemas: tu digestión mejora, tus hormonas se regulan y tu bienestar general se eleva.

Y todo esto te lo cuento para que la próxima vez que vayas a comprar al mercado o al supermercado, recuerdes que no sólo estás eligiendo alimentos; estás planificando el banquete perfecto para cuidar tu microbiota.

Beneficios a largo plazo y autocuidado

Adaptar nuestra alimentación a las estaciones no solo equilibra nuestras hormonas, sino que también mejora nuestra salud mental y emocional.

Hay estudios que muestran cómo una microbiota equilibrada tiene un impacto directo en la producción de serotonina y dopamina, neurotransmisores clave para nuestro bienestar emocional.

Proteger nuestra microbiota, comiendo alimentos de temporada, va mucho más allá de protegernos del sobrepeso o de mejorar la digestión. También nos ayuda a:

Reducir la inflamación crónica

De hecho, en esto se basa la “dieta antiinflamatoria”, si tienes endometriosis, dolor menstrual, sop, estás entrando en menopausia o simplemente tienes dolor… No puedes permitirte comer de otra manera que no sea incluyendo alimentos de temporada en tu dieta.

Fortalecer tu sistema inmune

Por lo que si tienes tendencia a resfriarte con facilidad o pillar gripes u otros virus (incluido el que se hizo famoso en 2020), si después de un periodo de estrés te suelen salir herpes labiales, si tienes algún tipo de problema autoinmune, o simplemente quieres sentirte bien, lo mismo te digo. No puedes permitirte el lujo de que tu microbiota sufra.

Mejorar tu metabolismo

Sí, nuestra microbiota también está implicada en esto; desde la forma en que absorbemos los nutrientes hasta la manera en que almacenamos grasa. Comer alimentos de temporada asegura que estemos obteniendo una amplia variedad de fibras, vitaminas y antioxidantes, elementos esenciales para mantener activa y diversa a estas bacterias que cuidan su casa (nosotras). Si estás buscando perder peso, mantenerlo o simplemente sentirte con más energía, este es el camino a seguir.

Equilibrar tus hormonas

Nuestro intestino es mucho más que un órgano digestivo; es un centro de producción y metabolización de hormonas. A través de la microbiota intestinal, se regula el metabolismo de los estrógenos (gracias al estroboloma) y esto impacta directamente en nuestra salud hormonal.

Comer alimentos de temporada ricos en fibra y compuestos fitoquímicos (como las crucíferos en invierno o los frutos rojos en verano) facilita que las hormonas se metabolizan de forma eficiente, reduciendo el riesgo de desequilibrios que pueden derivar en una peor salud menstrual (síntomas como síndrome premenstrual, menstruaciones irregulares), pero también en más sofocos o fatiga.

Sobre microbiota y menopausia dedico un capítulo entero en mi libro La Revolución Invisible. Cuida tus hormonas a partir de los 40. Que si ya has cumplido esa edad y aún no te lo has leído, te recomiendo y mucho que lo busques en tu librería más cercana o incluso en la biblioteca de tu barrio, por qué lo necesitas 😉

La menopausia es mucho mejor cuando nos preparamos para ella

Todo lo que has oído sobre menopausia y sus horribles síntomas como si fuera una maldición que la naturaleza nos tiene guardada las mujeres longevas, sólo sucede si llegamos a esta etapa “justas de salud”. Nunca antes nos han explicado cómo acercarnos a ella de manera estratégica y por eso escribí este libro porque yo llevo años preparándome para cuando llegue el momento y me encantaría que tú también lo hagas.

Cuidar de nuestra microbiota a través de la alimentación de temporada es una inversión en salud integral. No se trata solo de digestión o peso, sino de equilibrio hormonal, bienestar mental, inmunidad y longevidad.

La próxima vez que vayas al mercado, recuerda que cada fruta o verdura de temporada es una pequeña medicina natural que alimenta no solo tu cuerpo, sino también a esos invitados invisibles (pero vitales) que habitan en tu intestino.

Te invito a que te descargues mi calendario de alimentos de temporada de todo el año. Lo hemos preparado con mucho cariño para que lo puedas imprimir, lo pongas en la nevera de casa con los imancitos que todas tenemos y te sirva todo el año para planificar tus compras y cuidar tu salud (y la de tu familia) de forma consciente.

 

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Cuando alineamos nuestra alimentación con los ritmos de la naturaleza, no solo estamos nutriendo nuestro cuerpo, estamos respetando y fortaleciendo ese ecosistema interno que tanto influye en nuestra salud y bienestar.

Cada alimento de temporada que llevamos a nuestra mesa es como una invitación para que nuestra microbiota se fortalezca, y al hacerlo, cultivamos una versión más enérgica y equilibrada de nosotras mismas.

Así que la próxima vez que sientas el aroma de una granada fresca en invierno o muerdas una jugosa sandía en verano, recuerda: estás participando en un ciclo ancestral de salud y conexión, como hicieron nuestras antepasadas.

Y como siempre te digo, la salud no se trata de perfección, sino de equilibrio y sobre todo de poner conciencia. El autocuidado no debe suponernos autoexigencia. Cada pequeña elección cuenta.

Empieza con decisiones tan simples como elegir alimentos de temporada.

Cuida de ti, honra tu cuerpo y disfruta del proceso (que en eso consiste la vida).

marta leon

Sobre la Autora:
Marta León

Mi historia comienza en una granja en el Mediterráneo. He escrito 3 libros sobre salud hormonal femenina y llevo más de una década acompañando a mujeres a cuidar sus hormonas desde la alimentación y los cambios de estilo de vida. 

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