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Contaminación electromagnética y salud hormonal

No es ningún secreto que en nuestra vida moderna, estamos constantemente rodeadas de dispositivos que emiten ondas electromagnéticas.

  • smartphones
  • laptops
  • routers WiFi
  • la cocina de inducción
  • electrodomésticos como el microondas
  • o la aspiradora que viaja sola por tu casa

Aunque estos avances tecnológicos han transformado nuestras vidas, es importante entender que también están afectando silenciosamente la salud de nuestro cuerpo, especialmente a nuestro sistema hormonal. Y sobre este tema hablé en mi podcast, te lo dejo aquí por si lo quieres escuchar.

Estos dispositivos forman parte de nuestro cotidiano y su impacto no es puntual, sino constante porque llevamos el móvil con nosotras casi todo el tiempo y la gran mayoría de personas, trabajamos delante de un ordenador.

Hoy quiero que veamos juntas cómo podemos protegernos y qué cambios sencillos podemos hacer para crear un espacio seguro en casa, para nuestro cuerpo.

Y es que, personalmente, este es un tema que me preocupa y en el que he estado trabajando, para mejorar la calidad de mi propio entorno.

Los dispositivos electrónicos afectan a nuestras hormonas

Te pongo un ejemplo, acabo de pasar los últimos 4 meses de mi vida terminando mi nuevo libro, por ende he pasado muchas horas frente a la pantalla del ordenador pero antes de mi encierro creativo, tuve la fortuna de conocer en Biocultura a Juan, quién está detrás de una empresa pequeñita con gran impacto que se llama La Cama Azul y he comenzado a utilizar su cojín aislante cuando trabajo con mi portátil, que es casi todo el tiempo. (Te dejo mi código descuento por si te quieres ahorrar un dinerillo: MARTALEON15)

Debido a que no voy a cambiar el hecho de seguir trabajando delante del ordenador, al menos hago algo que me ayuda a reducir la exposición directa a la radiación. Si trabajas con el ordenador en el regazo, este pequeño cambio puede ayudarte a protegerte de las ondas mientras sigues tu rutina.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cómo proteger nuestro ecosistema hormonal

Como he dicho antes, no es un secreto que la mayoría de nosotras estamos constantemente rodeadas de dispositivos electrónicos: el móvil, ordenador, la smartTV, WiFi…

Esto implica una exposición continua a ondas electromagnéticas. Estas ondas invisibles, pueden interferir en nuestro equilibrio hormonal, afectando, entre otras cosas, a la producción de melatonina.

La melatonina, como sabes, es una hormona clave para el descanso y la regeneración celular (es posiblemente el antioxidante más potente de nuestra biología) y resulta especialmente sensible a las interferencias electromagnéticas. Cuando nuestra melatonina baja, nuestro ciclo de sueño y nuestro descanso se ven alterados, y esto repercute en toda nuestra salud hormonal.

Nuestros cuerpos son increíblemente sensibles a su entorno, incluyendo las ondas electromagnéticas que no podemos ver ni sentir. Y la melatonina no sólo regula nuestros ciclos de sueño-vigilia, sino que también juega un papel importantísimo en nuestra salud reproductiva y en la protección contra el estrés oxidativo de vivir en un mundo contaminado. Y si esto es importante siempre, ni te cuento a partir de los 40.

La alteración de la calidad del sueño

A partir de los 40, debemos proteger el “ecosistema de la melatonina” porque uno de los efectos más claros de la contaminación electromagnética es la alteración de la calidad del sueño.

¿Te ha pasado alguna vez, que te vas de finde a un sitio más natural o al pueblo y duermes de maravilla? Evidentemente, aquí seguramente entran en juego muchos factores: comes diferente, el aire es diferente, quizás estas menos estresada, sin embargo también piensa en que quizás hay menos contaminación electromagnética, pasamos más tiempo al aire libre (y no dentro de las casas donde hay más radiaciones también…).

A mí esto me pasa al 100%, cada vez que voy al pueblo de mi padre: Duermo muchísimo mejor y no sólo por el silencio, la casa tiene unos muros tan increíbles que en el momento en el que entras, te quedas sin cobertura.

Algo que puede ser un poco fastidioso, si quieres estar al tanto de las últimas noticias de Instagram, pero que a mí me hace pensar siempre en cómo esta casa nos protege.

De hecho, si quiero hablar por teléfono, necesito salir fuera e irme al camino para estar más cerca de la influencia de la antena en el pueblo. Esta casa no solo tiene muros grandes sino que además está hecha de madera y piedra, las mantas son de lana y todos los materiales con los que hacemos vida allá, son tradicionales.

Algo que me dijo Juan de La Casa Azul, cuando lo conocí , es que uno de los mejores aislantes de la radiación es la lana de oveja merina. Lo cual me transportó indudablemente al pueblo de mi padre, porque allí en los dormitorios no tenemos nada sintético y muchas de las mantas y sábanas con las que aún dormimos cuando vamos allí, las compró mi abuela. Y hay mucha lana merina.

Todas sabemos que un buen descanso es fundamental para nuestra salud hormonal femenina, independientemente de la edad que tengamos. El sueño: la piedra angular de nuestra salud hormonal.

Y al exponernos a estas ondas, especialmente durante la noche, alteramos lo que yo llamo el “ecosistema de la melatonina». Esto significa que, aunque quizás estemos durmiendo la cantidad de horas recomendada, es posible que no estemos descansando en profundidad. Este tipo de interferencia hace que el sueño no sea tan reparador y que despertemos con menos energía, algo que impacta directamente en nuestro bienestar hormonal y mental.

A veces, cuando viajo por trabajo y tengo que dormir en algún hotel, he tenido que dormir al revés, es decir con los pies pegados a la cabecera, ya que normalmente no vemos la cantidad de cables que pasan por detrás, así que si veo mucha moqueta y mucho perfume, intuyo también que puede haber más contaminación electromagnética.

Y si viajo por trabajo no puedo permitirme dormir y no descansar.

Por eso es tan importante crear un “santuario” en el dormitorio que minimice toda esta exposición.

 

 

 

 

 

La proximidad importa: dispositivos móviles y salud reproductiva

¿Alguna vez te has preguntado cómo afecta tener pegado al cuerpo dispositivos como el móvil o el portátil?
Aquí viene un punto muy importante. Muchas veces, llevamos el móvil en el bolsillo, en la zona de la cadera, en el bolsillo trasero (los chicos) o incluso cerca del útero u ovarios – esto se lo he visto sobre todo a adolescentes. Otras veces lo llevamos colgado a la altura del corazón.

O al trabajar, solemos colocar el portátil sobre las piernas, cerca de nuestros órganos reproductores, si estamos tumbadas en la cama o en el sofá.

Este tipo de exposición directa no es la mejor del mundo para nuestras hormonas y para nuestra salud reproductiva a largo plazo.
En mi caso utilizo este cojín aislante que te conté al principio para protegerme cuando estoy trabajando incluso aunque esté en la mesa “bien sentada”.

Si salgo a trabajar a la terraza para tomar el sol mientras escribo y por comodidad me pongo el portátil en las piernas, siempre pongo el portátil encima del cojín. Este cojín que menciono, es de lana merina y tiene unas fibras de cobre y una conexión – una toma a tierra- que sirve como “desagüe” de estas emisiones. Un pequeño cambio que suma.

Un “santuario electromagnético” en el dormitorio

En estos pequeños gestos que te cuento, radica nuestro bienestar.
El dormitorio debería ser un oasis de descanso y recuperación. Sin embargo, muchas veces se convierte en un centro de dispositivos electrónicos. Crear un «centro de operaciones» en nuestro espacio de descanso no es para nada sano.

Cuando dormimos, nuestro cuerpo se repara, restaura sus tejidos internos y externos, y este proceso es muy delicado. Además cuando entramos al climaterio, el descanso puede no llegar a ser reparador por los cambios hormonales que se presentan. Por lo tanto, imagina la importancia de reducir el impacto de las ondas en nuestro espacio de descanso.

Minimizar estas interferencias ayuda a llegar a ese estado de relajación profunda, que necesitamos para la regeneración celular (y por supuesto nuestro equilibrio). En realidad, es no entorpecer lo que ya está haciendo nuestro organismo para encontrar su bienestar. El cuerpo es sabio, pero le ponemos muchas trabas con tantos disruptores endocrinos, malos hábitos y por supuesto, también por no tener en cuenta esta contaminación “invisible”

En esta entrada del blog, te hablo de los tóxicos cotidianos y su impacto en la tiroides.

Crea una rutina de desconexión

Voy a compartirte algunos tips para ayudar a crear una rutina de desconexión:

1. Desconecta tus dispositivos 1 hora antes de dormir

Al llegar la noche, uno de los mejores hábitos que podemos adoptar es desconectar nuestros dispositivos al menos una hora antes de dormir. Si ves la tele por la noche, si te conectas un rato al móvil, intenta dejar de ver pantallas 1h antes de cerrar los ojos. De esta manera, damos tiempo a que el cuerpo se prepare para descansar, se acostumbre a otras luces y nuestra glándula pineal pueda sintetizar melatonina al ritmo adecuado.

2. Encuentra el lugar ideal para cada dispositivo

Intenta que tus routers, teléfonos inalámbricos de casa o los cargadores estén lejos de las zonas donde pasas más tiempo, especialmente el dormitorio. Esto reduce tu exposición directa a las ondas electromagnéticas día y noche, sin renunciar a estar conectada.

3. Apaga los dispositivos cuando no los uses

Esto es algo muy básico pero puede tener mucho impacto. Y es que cuando no estés usando un dispositivo, apágalo en lugar de dejarlo en modo de espera. Así minimizas la emisión continua de radiaciones. Además tu bolsillo te lo agradecerá porque reducirás tu factura de electricidad, no olvides que si algo no está totalmente apagado, es que aún está encendido.

4. Elige cables en lugar de inalámbrico

Es una conexión más estable y menos contaminante. Así que si tienes la opción, conecta tu ordenador o televisor mediante cable en lugar de depender completamente del Wi-Fi. O por ejemplo en el caso de los cargadores de teléfono, siempre mejor cable que recarga wireless. Lo mismo ocurre con el fijo de casa, si tienes fijo en casa mucho mejor que un teléfono inalámbrico.

5. Desenchufa cuando no lo necesites

Este es un básico que aprendí de mi padre. Y es que los dispositivos aunque parezca que están «apagados», muchas veces siguen emitiendo radiación si están conectados a la corriente. Así que si no los vas a usar, al desconectarlos, no sólo ahorraras energía, sino que también reduces esa carga electromagnética en casa.

Lo importante es cuidar de nuestro entorno y reducir la exposición a la contaminación electromagnética. Y es que si comenzamos a aplicar estos pequeños cambios, nuestro sistema hormonal nos lo agradecerá.

Conseguir un espacio 100% limpio de ondas puede ser muy complicado si como yo, vives en una ciudad y en un edificio con 30 wifis a tu alrededor, pero aplicar algunos gestos, aunque no te lleven a un ambiente ultra-puro, si que te garantizarán más autocuidado que si no hacemos nada. Ya sabes lo que dice el dicho. Mejor hecho que perfecto.

Espero que esta información te haya dado una nueva perspectiva sobre el impacto de las ondas electromagnéticas en tu salud.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Referencias externas:

https://www.avaate.org/IMG/pdf/SherrillSellmanCellphoneDangers.pdf

https://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S0026-17422018000200007&script=sci_arttext

https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/9510453.pdf

https://www.agenciasinc.es/Reportajes/La-contaminacion-invisible-que-altera-las-hormonas

marta leon

Sobre la Autora:
Marta León

Mi historia comienza en una granja en el Mediterráneo. He escrito 3 libros sobre salud hormonal femenina y llevo más de una década acompañando a mujeres a cuidar sus hormonas desde la alimentación y los cambios de estilo de vida. 

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