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Microbiota, intestino y ciclo menstrual

¿Sabías que nuestra microbiota experimenta cambios a lo largo del ciclo menstrual?

 

Cuando leemos en la misma frase microbiota y hormonas, quizás pueda parecernos a priori extraño, normalmente no vemos qué relación pueda tener nuestro intestino (y los bichitos que en él habitan) con nuestra salud hormonal y menos aún con nuestro ciclo menstrual. Pero en el cuerpo humano, todo está relacionado con todo y cada vez más estudios vienen a confirmarlo.

 

Las hormonas que regulan nuestro ciclo menstrual, también están influenciadas por nuestra salud intestinal.

 

Estos microorganismos intestinales que llamamos microbiota, tienen infinidad de funciones importantes en nuestro organismo: sintetizan enzimas y vitaminas (como vitamina B12 o la vitamina K),  colaboran el proceso digestivo y de eliminación, e incluso fabrican neurotransmisores (como la serotonina que se fabrica en nuestro intestino en más de un 80%). Ese universo bacteriano que nos habita, también libera sustancias químicas que regulan nuestro metabolismo y la función inmune, nos ayudan a eliminar metales pesados (y tóxicos)  y por si todo eso no fuera suficiente, también nos ayudan a controlar nuestros niveles de estrógenos.

Aclarando conceptos

 

Los microorganismos que componen nuestra microbiota, tienen sus propios genes. Estos determinan cuáles serán sus cualidades y funciones en nuestro organismo y son llamados: microbioma.

OK, pues vamos a rizar el rizo un poco más. Existe un subconjunto de este microbioma que está involucrado con el metabolismo de los estrógenos, a este grupo de genes se les llama el estroboloma. El equilibrio de nuestro estroboloma, está por tanto íntimamente relacionado con nuestra salud menstrual y nuestra fertilidad.

“Las mujeres somos mujeres siempre. Nuestras hormonas se cuelan por todos nuestros rincones y se manifiestan tanto en nuestra manera de pensar, como en nuestra manera de digerir…”         

El metabolismo de los estrógenos.

 

Como ya sabemos, las principales “fábricas” de estrógenos son los ovarios. Estos, tras ser sintetizados, viajan a nuestro útero, pechos, etc.. (en realidad viajan hasta donde sean bien recibidos, es decir a donde encuentren receptores estrogénicos) y una vez realizado su trabajo, acaban su viaje llegando al hígado, donde se metabolizan (es decir se inactivan).

Los estrógenos inactivos que salen del hígado, son enviados al intestino donde permanecen hasta salir del cuerpo a través de las heces y finalizar “su vida útil”. Hasta aquí todo bien, al menos así lo aprendí yo.

Hoy en día sabemos, que nuestro intestino es inteligente y tiene capacidad para tomar ciertas decisiones.  Una de ellas, por ejemplo es volver a poner en circulación, es decir, “reciclar” estas hormonas que ya estaban desactivadas. Esta herramienta es especialmente importante cuando nuestras “fábricas de estrógenos no fabrican lo suficiente”, como por ejemplo cuando nos acercamos a la menopausia.

¿Cómo afecta mi salud intestinal a mi ciclo menstrual

 

La microbiota intestinal regula nuestros niveles de estrógenos, a través de la secreción intestinal de una enzima llamada β-glucuronidasa, que desconjuga los estrógenos en sus formas activas cuando es necesario, es decir que vuelve a activarlos.

Cuando mi equilibrio bacteriano no es perfecto, puede ocurrir que las bacterias intestinales produzcan más β-glucuronidasa de la necesaria, y la re-activación estrogénica en el intestino sea un problema, ya que el estrógeno reactivado vuelve a entrar en el cuerpo y esto, puede provocarnos lo que conocemos como exceso de estrógenos, hiperestrógenismo o trastorno del metabolismo de los estrógenos. Esta situación es delicada si pensamos en casos de endometriosis, por ejemplo. Ya que significará que la cantidad de hormonas a las que estarán expuestos nuestros receptores estrogénicos será superior.

 

Por el contrario, un escenario de escasa diversidad bacteriana, que además implique bacterias con menor actividad enzimática de este tipo, derivará en la disminución de la desconjugación que dará como resultado una reducción de los estrógenos circulantes. Esta circunstancia tampoco es nada recomendable cuando nos acercamos a la menopausia, porque puede llevarnos experimentar una bajada brusca en los niveles de estrógenos circulantes e incluso a padecer enfermedades en las que los estrógenos tienen un efecto protector (como la osteoporosis, enfermedades cardiovasculares (ECV) o demencias, de manera temprana.

 

 

El problema del exceso de estrógenos

 

Si hay algo que nos debe quedar claro al leer este artículo, es que nuestro estroboloma debe hallarse equilibrado para tener una actividad adecuada de las enzimas que provocan la reabsorción de las hormonas en el intestino.

Los desequilibrios en nuestra microbiota afectarán a la cantidad de estrógenos circulantes y esto, puede tener como consecuencias fases menstruales más pesadas, ciclos irregulares, infertilidad y también contribuir al riesgo (a más largo plazo) de que aparezcan miomas o fibromas uterinos e incluso cáncer de mama.

 

Afortunadamente, es posible mejorar el metabolismo de los estrógenos a través de nuestro intestino. ¿Cómo? Mejorando la calidad de vida y la salud de los microorganismos que allí habitan, lo que significa aumentar diversidad bacteriana y mejorar el equilibrio saludable de los estrógenos. Pero para ello, primero es necesario conocer el lenguaje con el que “nos habla” el intestino. Sobre lo que nos está queriendo decir nuestro intestino que hablaremos en próximos artículos.

 

 

 

Un desequilibrio en los estrógenos circulantes por exceso o defecto de la acrividad de nuestro estroboloma, puede contribuir al desarrollo de afecciones como: obesidad, síndrome metabólico, cáncer, hiperplasia endometrial, endometriosis, síndrome de ovario poliquístico (SOP), infertilidad, ECV y alteraciones en la función cognitiva.         

Si quieres más…

Si te apasiona este tema, quieres comprender bien lo que te pasa y te gustaría ampliar más información sobre este tema, abajo te he dejado algo de bibliografía por donde empezar.

Pero no quiero cerrar este artículo sin recomendarte un poco de radio, en concreto el programa Rubi al día en el que tengo una sección quincenal sobre salud femenina (sí!! en una radio pública hablando de hormonas!!) que te recomiendo mucho mucho. Tienes todos los programas en mi canal YouTube para los vayas disfrutando a tu ritmo…

Conclusiones

La actividad que desempeña nuestro intestino y los microorganismos que allí habitan no sólo tiene un impacto a nivel digestivo, también es crucial para nuestro bienestar menstrual.

Si este artículo te ha gustado compártelo (siempre citántome como fuente, please) y si te sientes identificada con este tema y te gustaría que le diéramos un abordaje terapéutico más personalizado, no dudes en contactarme.

Te mando un abrazo inmenso y si tienes cualquier comentario, déjamelo aquí.

Marta ♥

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    Sobre la Autora:
    Marta León

    Mi historia comienza en una granja en el Mediterráneo. He escrito 3 libros sobre salud hormonal femenina y llevo más de una década acompañando a mujeres a cuidar sus hormonas desde la alimentación y los cambios de estilo de vida. 

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