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AUTOCUIDADO SOCIAL

El autocuidado social o dicho de otro modo, el poder de nuestro contexto en el cuidado de nuestra biología hormonal.

 

Continuamos con esta serie de post de autocuidado (físico, emocional y espiritual), dando un repaso por cada una de las áreas principales de nuestra salud hormonal. A continuación, vamos a hablar largo y tendido de: El autocuidado social. 

El Dalai Lama, dijo una vez:

Deja ir a personas que sólo llegan para compartir quejas, problemas, historias desastrosas, miedo y juicio de los demás. Si alguien busca un bote para echar su basura, procura que no sea en tu mente

El autocuidado social se refiere a las acciones que tomamos para cuidar nuestras relaciones sociales y mejorar nuestra calidad de vida en nuestra comunidad. Y por supuesto, mejorar la comunidad. El autocuidado social es importante porque las relaciones sociales saludables son fundamentales para nuestro bienestar emocional y físico. Nos proporcionan un sentido de pertenencia, ayudan a reducir el estrés y mejoran nuestra salud mental. 

Además, involucrarnos en la comunidad y ayudar a los demás puede tener un impacto positivo en nuestra autoestima y en nuestra sensación de propósito y significado en la vida.

Vamos viendo una a una, formas de poner en práctica e s forma de autocuidado: 

Poner límites. El primer paso del autocuidado social.

O dicho de otro modo, establecer fronteras claras en nuestras relaciones interpersonales. Eso supone aprender a decir «no» cuando sentimos que algo no es equilibrado o no es saludable para nosotras. Esta práctica de autocuidado social, nos ayuda a mantener un equilibrio en nuestras relaciones y a evitar ser aplastadas por las demandas de los demás. 

¿No te ha pasado nunca que al hacer repaso de lo que has hecho en esta semana te das cuenta de que la mayor parte de cosas que has terminado haciendo eran para complacer a los demás? ¿Y que debido a eso, no has tenido tiempo para tí? 

Pues si nuestras relaciones sociales no están en equilibrio por mucho que tratemos de aplicar otros tipos de autocuidado, en el fondo no nos estamos poniendo como prioridad. Y si no hacemos esto, puedo garantizarte que nadie lo más hará por nosotras.

Poner límites nos ayuda a construir relaciones

más saludables.

– A establecer límites claros

– A mostramos a los demás cómo queremos ser tratadas

– A sentirnos más seguras y valoradas en nuestras relaciones

– A generar un ambiente de respeto mutuo.

El autocuidado social, pasa por poner límites sanos a nuestro entorno. Una manera de cuidarse a una misma, es no aceptar lo inaceptable.

La segunda estrategia de autocuidado social: Revisar nuestras redes sociales

¿Cuánto tiempo pasas en redes sociales? Quizás no tienes ninguna o sólo tienes Instagram o puede que seas súper tecnológica. 

Las redes sociales nos han cambiado la vida. Son herramientas muy poderosas para conectarnos con otros, buscar inspiración o entretenernos. Pero también pueden ser una fuente de comparación constante e incluso de competencia. Piénsalo por un momento: ¿alguna vez te ha pasado que has entrado en cualquier red social y al salir, te sentías peor que cuando entrabas? 

Un caso real, el de una amiga súper cercana.

Ella es emprendedora y utiliza Instagram de manera habitual en su trabajo. Es su plataforma principal para hablar de la temática sobre la que trabaja. Bueno pues por durante un tiempo tuvo que hacer un “detox tecnológico”.

Un día detectó que cada vez que entraba, a los pocos minutos tenía una mini-crisis de ansiedad. Y luego se sentía desanimada e incluso se sentía agotada para seguir creando contenido. Mi amiga, seguía a gente conocida pero sobre todo a su competencia. Cada vez que leía los post de su competencia le hacían sentir pequeñita: No era tan ingeniosa, no tenía tantos seguidores, no era capaz de publicar cosas interesantes tan seguido ni con los mismos likes que las demás de su entorno…

Constantemente leía polémicas, comentarios de haters en los post de sus competidoras y entraba literalmente en pánico de sólo de pensar que si hablaba de X tema, también podría atraer ese tipo de críticas. Mientras más tiempo pasaba en Instagram más se estresaba.

Recuerdo que hablamos infinito sobre el tema. Y tras varios cafés y muchas conversaciones, decidió dejar por un tiempo las redes sociales y hacer un descanso de ellas.

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Y ahora, te invito a que lo observes: 

– ¿Cómo te sientes tras pasar un tiempo en redes?

– ¿Qué tipo de contenido sigues? ¿más práctico tipo “recetas de cocina”? ¿más inspirador tipo “esta influencer que muestra cómo es su vida”? 

– ¿eres creadora de contenido y sigues a toda tu competencia como mi amiga? 

Te invito a reflexionar sobre esto y que si lo necesitas hagas limpieza y dejes de seguir a quien te intoxique. Y que te quedes con cuentas/perfiles que te hagan reír o te enseñen cosas nuevas, en lugar de seguir a personas que te hagan sentir mal. 

En el contexto de autocuidado social, esto es importante porque nuestras redes sociales pueden ser una fuente de apoyo y conexión, pero también pueden ser una fuente de estrés y comparación constante. Al seguir a personas y cuentas inspiradoras (pero de verdad), estaremos cuidándonos y teniendo un impacto positivo en nuestro bienestar mental y emocional. E incluso hormonal, ya que al sentirnos mejor emocionalmente, nuestro cuerpo libera más oxitocina, serotonina y endorfinas, (neurotransmisores que nos ayudan a sentirnos felices y relajadas).

Asertividad. Un factor clave para el autocuidado social.

¿Qué es la asertividad? 

La asertividad es una habilidad social que se refiere a la capacidad de expresar nuestras necesidades, deseos, sentimientos y opiniones de manera clara, directa y respetuosa, al mismo tiempo que respetamos los derechos de los demás. Como ves, todo un arte. 

La asertividad en realidad es una forma saludable de comunicación. Ya que cuando hablamos de forma asertiva, en realidad nos estamos expresando de forma clara y efectiva. Y estamos defendiendo nuestros derechos sin violar los derechos de los demás. 

¿Cuál es la actitud asertiva? 

A veces la asertividad se confunde con decir lo que se piensas y ya. Pero en realidad, en la asertividad va implícito el autocuidado social ya que no sólo significa establecer límites saludables propios en nuestras relaciones. Sino que también nos ayuda a tener relaciones más equilibradas, al tener en cuenta de manera empática la situación del otro. Y esto, a la larga, nos ayuda a reducir el estrés y la ansiedad.

Expresar nuestras necesidades, deseos y sentimientos de manera clara y directa, sin ser agresiva ni pasiva, es una estupenda forma de autocuidado social. Ser asertiva nos permite poner límites y comunicar nuestras necesidades de manera equilibrada, lo que puede ayudarnos a evitar relaciones tóxicas y a construir relaciones más saludables.

Si además siempre has sido una «niña buena«, ser asertiva puede tener un impacto mucho más positivo en tu salud emocional y en tu bienestar. Porque en ocasiones, este arquetipo está relacionado con poner siempre pone por delante el bienestar del otro. Y esto, puede hacerte sentir desplazada, estresada y hasta llevarte experimentar episodios de ansiedad debido a la falta de límites y a no expresar nunca las necesidades.

Al aprender a ser asertivas, también estamos mejorando nuestra autoestima y confianza. Aprendiendo a tomar decisiones informadas sobre cómo queremos vivir nuestras vidas  y por supuesto a disfrutar de relaciones más saludables y equilibradas.

La importancia de participar en actividades de la comunidad en el autocuidado social.

Participar en actividades comunitarias es otra herramienta de autocuidado social, ya que ayudar a los demás puede tener un impacto positivo en nuestra autoestima y en nuestra sensación de propósito. Si lo trasladamos al impacto que esto pudiera tener en nuestras hormonas, ya te adelanto que eleva nuestros niveles de serotonina y de oxitocina, las neurohormonas del bienestar emocional, el amor  y el sentimiento de felicidad.

¿Sabías que la oxitocina es la hormona “de los vínculos” o de la comunidad?

Esto es así porque nuestro organismo la libera cuando nos relacionamos con otras personas y establecemos vínculos emocionales. Por ejemplo:

      • Durante el embarazo y el parto, ya que ayuda a estimular las contracciones uterinas y a promover el vínculo entre la madre y el bebé.
      • Durante la lactancia, aquí ayuda a promover el flujo de leche y de nuevo a establecer un vínculo emocional entre la madre y el bebé.
      • Durante un abrazo o un momento de contacto físico cercano con alguien a quien queramos, ya que la oxitocina se libera en el cuerpo y ayuda a establecer o a afianzar un vínculo emocional. Pero no un abrazo cualquiera, para producir oxitocina es necesario un abrazo un pelín más largo: mínimo 30 segundos.
      • Durante la meditación o la práctica de yoga, estas actividades pueden ayudar a relajar nuestro cuerpo y reducir el estrés, lo que a su vez puede ayudar a liberar oxitocina.

 

Nuestra sociedad, la más conectada y al mismo tiempo la más desconectada

Quizás vives en una ciudad o en un entorno rural. Quizás vives aislada en el bosque, en una urbanización o en un edificio donde no conoces a nadie. O puede que vivas en un lugar donde todos se conocen por su nombre.  

Una de las cosas que nos está pasando a nuestra generación, es que mientras la tecnología nos conecta, la vida estresada y megaocupada que llevamos, nos desconecta. 

 

¿Cuándo fue la última vez que te implicaste en alguna tarea de voluntariado? ¿O que participaste activamente en alguna actividad de barrio? ¿Y en una junta de vecinos, asociación de madres/padres o en algún otro proyecto comunitario?

Las actividades comunitarias nos sirven para conectar con otras personas, aprender sus nombres y conocer sus historias. Y por supuesto, mejorar nuestra sociedad. 

El autocuidado social necesita de una tribu

Las mujeres necesitamos tener una red de apoyo (esta puede estar compuesta por amigos y familiares cercanos) y proporcionarnos un sistema de apoyo emocional que puede ayudarnos a reducir el estrés y a mejorar el bienestar emocional. 

El hecho de vivir en entornos urbanos y lejos del lugar de origen propicia que tengamos círculos sociales muy pequeños. Para muchas mujeres este círculo, a veces sólo está compuesto por la pareja y los hijos. Y quizás puede ser suficiente por un tiempo pero no debemos olvidar que somos seres sociales. Tener una tribu puede tener un impacto positivo en nuestra salud emocional e incluso hormonal y por supuesto ser una estupenda herramienta de autocuidado social.

Construir relaciones sólidas y sanas a nuestro alrededor, es de enorme importancia. Estar muy sola, no es bueno para nadie. 

Un ejemplo muy claro se ve en las mujeres en postparto, que dan a luz lejos de su lugar de origen. Tener un bebé en otro país tiene además el handicap de la soledad. Al principio a la recién partida recibe muchas visitas:  sus padres, suegros, hermanas, incluso amigas, pero pasado un tiempo todas esas visitas se vuelven a casa. Luego su pareja también vuelve a incorporarse al trabajo y la recién-mamá se queda sola. 

En este caso concreto, los círculos de mujeres o grupos de lactancia, son la excusa perfecta para que las mujeres vayan con sus bebés a hablar sobre lo que más les preocupa pero sobre todo para que se conozcan entre ellas. Facilitar la creación de vínculos entre mujeres, o dicho de otro modo la creación de una tribu es otra forma de autocuidado social. 

Una tribu, nos ayuda a sentirnos conectadas, apoyadas y hasta menos estresadas, ya que significa que podemos contar con una red de apoyo. Nos recuerda que no es necesario resolverlo todo sola. Una tribu, además, nos permite desarrollar habilidades sociales y comunicativas, así como ampliar nuestra perspectiva frente a cualquier situación que se nos presenta y queramos compartir, y también a aprender cosas nuevas.

 

La inteligencia social

Hay personas que tienen más facilidad que otras en socializar a esto se le llama “inteligencia social”, es decir capacidad de comprender y manejar las relaciones de forma efectiva. Seguro que conoces a más de una así, o quizás tú seas un poco así: empática, capaz de leer las emociones de los demás, de comunicarte con claridad, de manejar conflictos, de colaborar e incluso liderar en un grupo).

Cuando formamos parte de una tribu trabajamos nuestra inteligencia social y también la capacidad para adaptarnos a diferentes situaciones sociales y culturales. 

El sentido de pertenencia a un grupo también se ha relacionado con menor propensión a sufrir depresión y ansiedad. Una tribu -sana- de apoyo, llena de “personas vitamina” como las llama Marián Rojas Estapé nos ayuda a aumentar nuestros niveles de endorfinas (las hormonas del placer y del bienestar). 

 

El autocuidado social aunque es menos conocido, también es importante para nuestra salud física y emocional, porque es con él que construimos nuestro contexto. Y nuestro contexto hace que nuestra vida sea más o menos fácil en todos los niveles. Y por supuesto que nuestra salud lo perciba. 

 

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marta leon

Sobre la Autora:
Marta León

Mi historia comienza en una granja en el Mediterráneo. He escrito 3 libros sobre salud hormonal femenina y llevo más de una década acompañando a mujeres a cuidar sus hormonas desde la alimentación y los cambios de estilo de vida. 

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