Utensilios de cocina sin tóxicos: cómo proteger tu salud hormonal
¿Sabes qué tienen en común la sartén antiadherente con la que haces esa tortilla perfecta, el tupper donde llevas la comida al trabajo, y tu salud hormonal?
Pues todo está conectado. Hoy vamos a dedicarle un espacio a la cocina, pero no a los alimentos… sino a la cocina en sí. Vamos a hablar de algo que casi nadie te cuenta cuando se habla de salud hormonal.
Imagina esto: llevas años cuidando lo que comes.
Compras ecológico (o al menos productos buenos que sabes que te cuidan tanto a ti como a tu familia), evitas ultraprocesados, preparas tus comidas con mimo…
Pero resulta que los utensilios con los que cocinas esos alimentos tan saludables están liberando sustancias que también te comes.
Sí, lo sé. Da un poco de rabia.
Porque hoy toca hablar de esos tóxicos invisibles que se esconden en tu cocina. Los mismos que pueden estar detrás de un síndrome premenstrual rebelde, de miomas que no dejan de crecer, de la dificultad para perder peso, de sofocos que no desaparecen a pesar de intentarlo todo… e incluso de una menopausia que se adelanta sin avisar.
Y sí, puede sonar un poco deprimente.
Pero te prometo que vamos a aprender mucho hoy —sin dramas— y de forma muy sencilla. Porque lo que viene ahora también te interesa.
¿Qué dicen los estudios sobre los tóxicos en tu cocina?
La Organización Mundial de la Salud, en 2013, publicó un documento científico donde se identificaron varias sustancias presentes en nuestras cocinas como disruptores endocrinos.
¿Y qué significa eso exactamente? Que interfieren con nuestro sistema hormonal.
Los estudios nos dicen que pueden acelerar el agotamiento de la reserva ovárica, adelantando la menopausia. Imagínate: en lugar de llegar a los 50 o 51, entras en menopausia a los 46.
Y no solo eso. Si tienes endometriosis, síndrome premenstrual intenso o antecedentes familiares de cáncer de mama hormono-dependiente, presta aún más atención. Hay investigaciones que relacionan estas sustancias con desequilibrios hormonales importantes.
Y lo peor es que no son casos aislados. Según estudios del CDC (Centro para el Control de Enfermedades de EE.UU.), prácticamente todas las personas analizadas tienen algún tipo de estos compuestos en sangre. Casi el 100%.
¿Y en Europa? Muy parecido. Los estudios de biomonitorización detectan niveles altos en la mayoría de la población, prácticamente en cualquier lugar del mundo.
¿Hasta dónde han llegado estos químicos?
Esto da un poco de bajón, pero es importante saberlo: se han encontrado en el agua de lluvia de la Antártida, en osos polares que nunca han visto una fábrica, en ballenas de los océanos más profundos.
Están literalmente en todas partes.
Y sí, también en nuestro cuerpo.
Ahora bien: que no cunda el pánico. Esto no es para asustarte.
También sabemos que cuando reducimos la exposición a estas sustancias, nuestros niveles en sangre bajan —y bastante—. Así que, sí, hay mucho que podemos hacer.
Por eso, juntas vamos a descubrir hoy:
- Los cuatro materiales que deberías eliminar ya de tu cocina.
- Cuáles son los materiales más seguros y en los que sí puedes confiar.
- Cómo hacer esta transición sin arruinarte.
- Un plan de acción concreto para ir renovando tu cocina poco a poco.
¿Qué son los disruptores endocrinos?
Empecemos por el principio.
Un disruptor endocrino es una sustancia química que se comporta como una hormona falsa dentro del cuerpo. Es decir, imita nuestras hormonas y envía señales equivocadas que pueden alterar por completo el funcionamiento del sistema hormonal.
Lo más inquietante es que no hacen falta grandes cantidades para que tengan efectos. Con dosis bajísimas pueden interferir, especialmente si estamos expuestas de forma constante: día tras día, año tras año.
Mira, cuando estudiaba ingeniería química conocí al Dr. Nicolás Olea, y cuando descubrí todo esto me quedé en shock. Después estudié nutrición, empecé a trabajar con mujeres en salud hormonal… y ¿sabes qué? Nadie, absolutamente nadie, volvió a hablarme de los disruptores endocrinos. Mucho menos de revisar nuestros utensilios de cocina.
Como si no importara.
Como si ese teflón que usamos cada día no estuviera liberando sustancias que nuestro cuerpo no necesita en nuestra comida.
Por suerte, esto está empezando a cambiar.
En algunas formaciones de salud ya se empieza a hablar tímidamente del tema, aunque aún falta mucho. Por eso, siempre que doy clase en un máster o formación —oficial o privada—, dedico un espacio específico a esto. Porque si eres profesional de la salud y quieres acompañar bien, necesitas saberlo. Y si no lo eres, aún más, porque tu salud depende de ello.
Y aquí viene algo importante:
Las mujeres somos más vulnerables a estos tóxicos.
Primero, porque usamos más productos que los contienen: cosméticos, productos de higiene, limpieza…
Y segundo, porque nuestro sistema hormonal es mucho más complejo y delicado. Pasamos por fluctuaciones constantes: ciclo menstrual, embarazo, lactancia, perimenopausia, menopausia…
Cada una de estas etapas puede verse afectada por la exposición a los disruptores endocrinos.
¿Dónde se esconden en tu cocina?
Vale, ahora que ya sabes qué son los disruptores endocrinos, vamos a lo que realmente importa:
¿Dónde están metidos?
Porque lo que viene ahora, probablemente te va a hacer revisar todos tus armarios hoy mismo.
Saboteador #1: El teflón y los PFAS — los “químicos eternos”
Empezamos por el más famoso: el teflón.
Ese recubrimiento mágico que hace que nada se pegue a tu sartén y que la tortilla de patatas te salga perfecta.
Pues bien, está hecho con PFAS (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas), una familia de más de 4.700 compuestos químicos. Se les llama “los tóxicos eternos” porque no se degradan nunca.
No se rompen ni con calor, ni con agua, ni con ácidos, ni con luz solar, ni con bacterias, ni con enzimas de tu cuerpo. Son prácticamente indestructibles.
Uno de los PFAS más conocidos es el PFOA, que se ha usado durante décadas para fabricar teflón. Y aquí viene lo más fuerte: la empresa DuPont ya sabía desde 1961 que el PFOA era tóxico. Sus propios estudios mostraban cáncer, esterilidad, problemas de tiroides, malformaciones en fetos.
Y aun así lo siguieron vendiendo durante décadas, contaminando ríos y envenenando comunidades enteras.
Esto suena apocalíptico, lo sé, pero es real.
Existe una película que documenta todo esto: Aguas Oscuras, donde un abogado ambientalista destapa este escándalo. Es dura, pero necesaria.
Desde 2020, el PFOA está prohibido en Europa. Pero muchas marcas que ahora dicen “libre de PFOA” lo han sustituido por otros PFAS que no sabemos si son igual de tóxicos. El tiempo lo dirá.
Más adelante hablamos de alternativas, no te agobies.
Saboteador #2: El plástico y el BPA
Otro conocido: el BPA (bisfenol A), un disruptor endocrino del que se ha hablado bastante.
Hasta 2025 ha estado presente en todo tipo de objetos cotidianos:
- Tuppers de plástico duro
- Botellas y garrafas de agua
- Vajilla infantil de plástico
- Recubrimiento de vasos de café desechables
- Gafas de plástico
- Revestimiento interior de latas de conserva (sobre todo las anteriores a 2025)
- ¡Incluso en los recibos del supermercado!
De hecho, las personas que trabajan en cajas de supermercado tienen niveles de BPA un 30% más altos que el resto de la población.
Y aunque hoy el BPA está prohibido, el problema no ha desaparecido.
Cuando comenzaron las críticas, los fabricantes lo sustituyeron por otros bisfenoles “análogos”: BPS, BPF, y más de 40 tipos distintos.
¿Y qué significa esto para ti? Que aunque un producto diga “libre de BPA”, no necesariamente está libre de riesgo, sobre todo si ese plástico entra en contacto con calor (como ocurre con tu comida caliente o tu café).
Saboteador #3: El aluminio
El aluminio es un metal ligero y barato que se ha usado muchísimo en cocina: cazos, cafeteras, papel de aluminio…
Es excelente conductor del calor, por eso calienta tan rápido.
Pero también puede migrar a los alimentos, especialmente:
- Cuando cocinas a altas temperaturas
- Durante largos periodos de tiempo
- O si usas alimentos ácidos (como el tomate)
El problema es que el aluminio se acumula en el cuerpo y se ha relacionado tanto con problemas neurológicos como con alteraciones hormonales.
Otro disruptor más que a menudo pasa desapercibido.
¿Hasta ahora tienes alguno de estos en tu cocina? Respira. Aquí no se trata de tirar todo mañana.
Lo importante es que empieces a mirar con otros ojos lo que ya tienes, y puedas elegir mejor de ahora en adelante. Y ahora que ya sabemos a quiénes tenemos que sacar de la cocina…
Vamos a hablar de quiénes sí pueden quedarse.
Materiales seguros: tus nuevos aliados
Y ahora vamos a las soluciones.
Mi parte favorita.
Porque después de todo lo que hemos visto, lo que más necesitamos es saber qué sí podemos usar con tranquilidad en nuestra cocina.
1. Acero inoxidable
El acero inoxidable es, sin duda, mi material favorito para la cocina del día a día. Es la mejor combinación entre seguridad, durabilidad y precio.
- Es resistente mecánicamente
- Es resistente a la corrosión química (puedes preparar una salsa de tomate bien ácida y no le pasa nada)
- Se puede limpiar fácilmente
El acero inoxidable estándar es el 18/10, pero hay otros tipos:
- Acero reforzado con titanio (se utiliza en sartenes, ollas, hornos y otros utensilios de cocina de gama superior)
- Acero quirúrgico
- Acero japonés (muy resistente, se encuentra en cuchillería profesional y de alta gama, esos cuchillos que casi no necesitan volver a ser afilados)
El acero 18/10 es perfecto para la cocina doméstica. Es lo que usan la mayoría de marcas de calidad, como Lacor.
Ventajas del acero inoxidable:
- Puede durar toda la vida. Literal: 20, 30 años o más.
- Resiste altas temperaturas sin liberar tóxicos
- Es fácil de limpiar
- Y el 18/10 es económicamente muy accesible
Pero hay cosas que debes saber:
Durante los primeros 5 o 6 usos, puede migrar una pequeñísima cantidad de níquel a la comida. No te preocupes, está muy por debajo de los niveles seguros. Después de esos primeros usos, la superficie se “pasiva” y la migración es prácticamente cero.
Pero si eres alérgica al níquel, tenlo en cuenta.
Y aunque sea bastante estable, no almacenes alimentos muy ácidos o muy salados durante días en las ollas de acero. No porque sea peligroso, pero el contacto prolongado con ácidos aumenta la migración. Así que: cocina, y luego guarda en vidrio.
Si tienes alergia severa al níquel, mejor elige acero serie 400. Busca un acero inox 18/0, sin níquel, o considera otros materiales.
Un truco para que no se te pegue la comida:
Precalienta la sartén. Es decir, ponla a fuego medio 2-3 minutos antes de añadir la comida. Luego haz la prueba de la gota de agua: si la gota “baila” y no se evapora enseguida, es que está perfecta. Ahí, añade el aceite, espera 20 segundos, y ahora sí, tu comida.
Y paciencia: la comida se despega sola cuando está lista. No intentes moverla antes.
2. Hierro
El hierro es la opción más tradicional que existe. De hecho, es lo que usaban nuestras abuelas. Y hay una razón por la que esas sartenes de hierro pasaban de generación en generación: porque prácticamente son indestructibles.
El hierro fundido se fabrica vertiendo hierro líquido en moldes de arena. Es más grueso, más pesado, retiene el calor de forma increíble. Piensa en esas cazuelas grandes, tipo cocotte, como las que tiene la marca Le Creuset. Esas son de hierro fundido.
El hierro mineral se fabrica con láminas de hierro que se moldean y prensan. Es más fino, más ligero que el fundido, y se calienta más rápido. Las sartenes de hierro mineral son las típicas de la cocina profesional francesa.
Ambos tipos de hierro son seguros, tradicionales y magníficos. Eso sí, tienen usos ligeramente diferentes.
Ventajas del hierro:
- Es 100% inocuo. No libera ninguna sustancia tóxica. Es hierro puro, punto. No hay recubrimientos, no hay químicos. Lo que ves es lo que hay.
- Dura generaciones. Literal. Yo tengo una sartén de hierro que era de mi abuela. Tiene más de 50 años. Y funciona perfectamente. Si la cuidas bien, la puedes heredar a tus hijos.
- Distribuye el calor de forma increíble. El hierro fundido, en particular, retiene el calor como ningún otro material. Por eso es perfecto para guisos largos, para cocción lenta, para meter al horno. Una vez que se calienta, mantiene esa temperatura de forma muy estable.
- Se vuelve naturalmente antiadherente. Con el uso y el curado correcto, el hierro desarrolla una capa llamada pátina que hace que los alimentos no se peguen. Es como un antiadherente natural, pero sin químicos.
- (Y esta última es mi favorita): puede aportar hierro a tus alimentos.
Esto ya lo decía mi profesor de medicina naturista: si una paciente tiene anemia, recomiéndale cocinar en hierro.
Lo mismo si eres vegetariana, si tienes la regla, si estás embarazada…
Cuando cocinas alimentos ligeramente ácidos, pequeñas cantidades de hierro pasan a la comida. No mucho, pero puede ayudar.
Por ejemplo: mi receta de sardinas a la moruna, que lleva tomate cocinado en sartén de hierro… no solo está más rica, sino que es más saludable.
Para nosotras, las mujeres —que donamos sangre a la naturaleza cada mes con la menstruación—, esto puede ser una ayuda.
No va a curar una anemia, obviamente, pero puede darte ese plus de 2-5 mg extra al día que, a veces, es justo lo que te falta.
Aunque también tiene sus cosas:
- Pesa. El hierro fundido, especialmente, es PESADO. Una cazuela grande puede pesar 5 o 6 kilos vacía. Si tienes problemas de fuerza en las manos o muñecas, puede ser un problema. El hierro mineral pesa menos, pero sigue siendo más que el acero inoxidable.
- Necesita cuidados específicos. No es como el acero inoxidable que lavas y ya está. El hierro hay que secarlo bien tras lavarlo (se oxida si no lo haces), hay que guardarlo siempre engrasado. Necesita un curado inicial. Y no puede ir al lavavajillas nunca.
- Si lo heredaste o lo compraste de segunda mano, revisa bien que no esté muy oxidado o que no tenga grietas. El hierro muy oxidado se puede recuperar, pero requiere trabajo.
3. Vidrio y Pyrex
Y ahora vamos con el material más seguro de todos. De hecho, tanto es así que es el que se utiliza en laboratorios de todo el mundo, precisamente porque no contamina nada de nada lo que estás preparando: el vidrio borosilicato. La marca más conocida que lo comercializa es Pyrex, aunque hay otras igual de fiables.
Lo que hace especial a este tipo de vidrio es que es un material inerte: no reacciona con nada, no libera sustancias, no absorbe olores ni sabores y no retiene bacterias. Es completamente neutral, y por eso es perfecto para personas con sensibilidades químicas o simplemente para quienes quieren reducir su exposición a tóxicos al mínimo.
Además, el vidrio borosilicato tiene una gran ventaja frente al vidrio común: aguanta cambios bruscos de temperatura gracias a que en su composición lleva óxido de boro. Puedes pasar un recipiente del congelador al horno sin preocuparte por que se agriete o estalle. Y esto lo hace ideal tanto para cocinar como para conservar alimentos.
También es muy práctico: al ser transparente, puedes ver lo que hay dentro sin necesidad de abrirlo, algo que parece pequeño pero en el día a día ayuda a mantener el orden y no desperdiciar comida. Es apto para horno, microondas, congelador y lavavajillas, y si lo cuidas bien, puede durarte décadas.
Ahora bien, no todo el vidrio es igual, y esto es muy importante saberlo, sobre todo cuando hablamos de Pyrex. Aunque la marca es conocida en todo el mundo, desde 1998, Pyrex en Estados Unidos cambió su fórmula y empezó a fabricar con vidrio templado normal, no con borosilicato. ¿Cuál es la diferencia? Que el vidrio templado no soporta los cambios bruscos de temperatura, y eso puede hacer que se agriete o incluso explote si, por ejemplo, lo sacas del horno y lo colocas sobre una superficie fría.
En cambio, el Pyrex europeo, fabricado en Francia, sigue siendo de vidrio borosilicato y sí conserva todas sus propiedades térmicas y de seguridad. Por eso, si tienes dudas sobre el origen de tu recipiente, es mejor revisarlo o contactar con la marca.
También existen otras opciones igual de válidas. Algunas marcas que fabrican con borosilicato y lo indican de forma clara en sus etiquetas son Simax (checa) y Marinex (brasileña), además de Pyrex Europa. Hoy en día es fácil comprobarlo: la mayoría de fabricantes tienen página web o incluso perfiles de Instagram donde puedes preguntar directamente.
Cómo hacer la transición sin arruinarte
Y ahora viene la pregunta del millón:
¿Tengo que tirar toda mi cocina hoy?
La respuesta es un rotundo no. Por favor, no.
Esto no se trata de cambiarlo todo de golpe ni de caer en el perfeccionismo. Se trata de tomar decisiones informadas, hacerlo de forma inteligente y progresiva, y sobre todo, de construir una cocina que cuide tu salud sin que te suponga un gasto inasumible.
Para ayudarte, he preparado un pequeño plan dividido en fases, con los cambios más urgentes primero y una hoja de ruta para ir avanzando según tu ritmo.
FASE 1 — CAMBIOS URGENTES (primer mes)
Empieza por lo más importante: el contacto directo y prolongado con los alimentos.
- Cambia todos tus tuppers de plástico por vidrio.
Este es el cambio número uno. La comida no debería estar en contacto con plástico durante horas (o días), y mucho menos calentarse dentro de él. - Si tienes un hervidor de agua de plástico, cámbialo.
Hoy en día puedes encontrar hervidores de vidrio o incluso de cerámica. Y si cambiarlo ahora mismo se te va de presupuesto, simplemente hierve el agua en un cazo de acero inoxidable. - Elimina o deja de usar sartenes de teflón rayadas o viejas.
Si tienes una sartén antiadherente muy nueva que no está deteriorada, puedes seguir usándola a temperatura media-baja mientras ahorras para cambiarla. Pero evita sobrecalentarla. - Di adiós al film de plástico.
Una cosa es usarlo como “tapadera” sin que toque los alimentos, pero para envolver comida existen opciones mucho mejores, como el papel encerado natural o las envolturas de cera de abeja.
Recuerda: el problema no es el plástico en sí, sino el calor y el tiempo de exposición. Plástico + calor = mala combinación.
FASE 2 — RENOVACIÓN GRADUAL
Una vez que hayas hecho esos primeros cambios, puedes seguir con el resto poco a poco. Aquí no hay prisa, lo importante es que lo hagas con conciencia.
- Revisa tus utensilios de cocina.
Espátulas, cucharas, batidores… Si son de plástico de mala calidad, ve reemplazándolos por versiones de madera, acero inoxidable o silicona de grado alimentario. Esto es especialmente importante si haces repostería y usas utensilios tipo lenguas para rebañar masas. - Invierte en una sartén buena.
De acero inoxidable 18/10 o de hierro. En la web de Conasi (de donde es la mía) tienes varias opciones. También en grandes superficies o tiendas especializadas.
Mi favorita es Lacor, una marca española del País Vasco que lleva más de 75 años fabricando sartenes.
Si estás empezando a hacer cambios, que esta sea tu inversión principal. Una buena sartén te puede durar años y marcar la diferencia en tu salud y la de tu familia. - Sustituye utensilios de aluminio.
Cafeteras italianas, cazos antiguos… ve poco a poco reemplazándolos por equivalentes de acero inoxidable. - Completa tu batería de cocina con piezas de calidad que realmente necesites.
No se trata de tener veinte ollas, sino de tener pocas pero buenas.
¿Dónde comprar?
Aquí te dejo algunas tiendas y marcas que me han dado confianza por la calidad de sus materiales:
- Conasi.eu: tienda especializada en menaje sin tóxicos. (Puedes usar mi código de descuento: martaleon5)
- Amazon o cualquier tienda de menaje —busca marcas reconocidas de acero inoxidable 18/10
- Le Creuset, Staub: para piezas de hierro esmaltado de alta gama
- Topgres: tiene opciones de cerámica vitrificada que son una maravilla
Este plan no está pensado para que lo hagas todo de golpe. Está diseñado para que lo integres en tu vida real, con tus tiempos, tus posibilidades y tus prioridades.
Y si algo tengo claro es esto: cada pequeño cambio que haces, suma.
Cada sartén que cambias, cada táper de vidrio que eliges, cada vez que decides usar hierro o acero en lugar de aluminio… estás protegiendo tu salud hormonal.
Una cocina sin tóxicos, una vida con salud
Sé que toda esta información puede parecer abrumadora al principio. Y créeme, cuando yo lo descubrí, también me sentí así. Pero hay algo que quiero que te lleves muy claro de todo esto:
Ahora que sabes esto, ya no puedes “no saberlo”.
Y eso es algo poderoso. Porque significa que puedes empezar a tomar decisiones más conscientes sobre tu salud y la de tu familia. No se trata de la perfección, sino de hacer cambios progresivos, sostenibles, que puedas mantener en el tiempo.
Cada sartén que decides cambiar.
Cada táper de vidrio que compras.
Cada vez que eliges cocinar en hierro o acero inoxidable.
Estás protegiendo tu salud hormonal.
Y esto es especialmente importante si estás:
- Intentando quedarte embarazada
- Lidiando con desequilibrios hormonales
- En perimenopausia o menopausia
- Buscando reducir síntomas como sofocos, síndrome premenstrual, o problemas menstruales
Tu acción para esta semana
Muy simple: abre tus armarios.
Identifica qué utensilios pueden estar saboteando tus hormonas. Y luego elige una sola cosa que vas a cambiar esta semana. Solo una. Puede ser comprar tu primer táper de vidrio. O investigar qué sartén de acero inoxidable te gustaría tener. Pequeñas acciones. Constantes. Transformadoras.
Si quieres profundizar en cómo cuidar tus hormonas desde todos los frentes —alimentación, estilo de vida, productos que usas a diario—, te invito a visitar: martaleon.com/recomendaciones
Preguntas Frecuentes
¿Qué material es menos tóxico para cocinar?
El vidrio borosilicato es considerado el material más inerte y seguro: no libera sustancias, no reacciona con los alimentos ni con los cambios de temperatura. Es el que se utiliza en laboratorios por esa misma razón. A nivel práctico, el acero inoxidable 18/10 y el hierro fundido o mineral también son opciones muy seguras, siempre que se usen y mantengan adecuadamente.
¿Qué utensilios de cocina son 100% no tóxicos?
No existen materiales “100% perfectos” para todo, pero sí hay algunos que no liberan tóxicos ni interfieren con los alimentos: el vidrio borosilicato, el acero inoxidable de buena calidad (18/10), y el hierro sin recubrimientos. Lo importante es que no tengan capas antiadherentes sintéticas, plásticos degradados ni metales que migren con el uso.
¿Qué utensilios de cocina son más saludables?
Los más saludables son aquellos que no alteran los alimentos ni liberan sustancias químicas durante la cocción. En este sentido, los materiales que más se recomiendan son el vidrio borosilicato, el acero inoxidable 18/10 y el hierro (fundido o mineral). También pueden utilizarse utensilios de madera natural sin tratar para remover o servir, siempre que estén en buen estado y secos. En algunas preparaciones como la repostería, se mencionan herramientas de silicona alimentaria, pero siempre como uso puntual y no como material base en contacto con calor directo.
¿Cuál es el mejor material no tóxico para utensilios de cocina?
Depende del uso. Para cocinar a fuego directo, los materiales más fiables y seguros según el artículo son el acero inoxidable 18/10 y el hierro fundido o mineral, por su durabilidad y estabilidad térmica. Para conservar alimentos o usarlos en horno y microondas, el vidrio borosilicato es la opción más segura, ya que no reacciona con los alimentos ni libera sustancias. En tareas como remover o servir, puede utilizarse madera natural sin tratar, siempre en buen estado y evitando humedad prolongada. Lo ideal es combinar los materiales según el uso, priorizando siempre la calidad y la ausencia de recubrimientos o tóxicos.
¿Cuál es el mejor material no tóxico para utensilios de cocina?
Depende del uso. Para cocinar a fuego directo, los materiales más fiables y seguros según el artículo son el acero inoxidable 18/10 y el hierro fundido o mineral, por su durabilidad y estabilidad térmica. Para conservar alimentos o usarlos en horno y microondas, el vidrio borosilicato es la opción más segura, ya que no reacciona con los alimentos ni libera sustancias. En tareas como remover o servir, puede utilizarse madera natural sin tratar, siempre en buen estado y evitando humedad prolongada. Lo ideal es combinar los materiales según el uso, priorizando siempre la calidad y la ausencia de recubrimientos o tóxicos.
Bibliografía y fuentes consultadas
- OMS (2013): «State of the Science of Endocrine Disrupting Chemicals»
- CDC (NHANES): National Health and Nutrition Examination Survey – Estudios continuos sobre PFAS en población USA
- Estudio 2022 en Environmental Science & Technology: «Outside the Safe Operating Space of a New Planetary Boundary for Per- and Polyfluoroalkyl Substances (PFAS)»
- Estudio 2024: The impact of Bisphenol-A on human reproductive health. https://doi.org/10.1016/j.toxrep.2024.101773.
- Nicolás Olea: Investigador español referente en disruptores endocrinos
- Película «Aguas Oscuras» (Dark Waters): Documenta el caso DuPont y PFOA
- The Lawyer Who Became DuPont’s Worst Nightmare por Nathaniel Rich, The New York Times Magazine (2016)
- Cocinando con una sartén de acero inox
- Más información sobre el acero inoxidable y los tipos de acero
- Cocinando con una sartén de hierro
- Guia de sartenes saludables
- Utensilios de cocina saludables

0 comentarios