5 suplementos para la menopausia que tu cuerpo agradecerá
¿Te despiertas empapada en sudor a mitad de la noche y luego no puedes volver a dormir? ¿Tu energía se ha esfumado y te sientes agotada a pesar de haber dormido? ¿Has notado sequedad en la piel, los ojos y zonas que ni sabías que podían resecarse?
Si has respondido que sí a alguna de estas preguntas, sigue leyendo. Porque en esta etapa tan particular, aunque estos síntomas sean comunes, no son algo con lo que debamos conformarnos.
Durante demasiado tiempo se nos ha dicho que los cambios de la perimenopausia son «normales», que forman «parte del proceso» y que «hay que acostumbrarse». Pero sentirnos mal no debería ser la norma.
La menopausia no es una maldición que la naturaleza haya reservado para el 50% de la población. Es una transición natural que merece cuidado, atención y herramientas adecuadas para acompañarla con dignidad y bienestar.
Hoy quiero hablarte de 5 suplementos para la menopausia que pueden marcar un antes y un después. No son una receta mágica, ni una promesa vacía. Están respaldados por evidencia científica y la experiencia de muchas mujeres que han mejorado su calidad de vida al incorporarlos con criterio y acompañamiento profesional.
Cada uno de estos suplementos puede ayudarte a entender mejor lo que está pasando en tu cuerpo y a actuar desde el conocimiento, no desde la resignación. Verás cómo puedes recuperar el sueño, aliviar molestias que parecían inevitables, mejorar tu ánimo y reencontrarte con tu energía.
Sigue leyendo y descubre cómo pequeñas decisiones pueden generar grandes transformaciones.
Magnesio: tu mineral del sosiego
El magnesio es uno de los grandes aliados para la salud femenina, aunque pocas veces se le da el protagonismo que merece. Participa en más de 300 reacciones enzimáticas y es esencial para la producción de energía, la síntesis de proteínas, la salud ósea, articular y del sistema nervioso.
Durante la menopausia, nuestras necesidades de magnesio aumentan. Esto se debe a:
- Mayor sensibilidad al estrés, que agota nuestras reservas.
- Cambios en la absorción intestinal.
- Mayores exigencias físicas, emocionales y laborales.
Esta combinación hace que muchas mujeres en esta etapa vivan con niveles bajos de magnesio sin saberlo. El resultado: sueño interrumpido, tensión muscular, digestiones más lentas, cambios de humor y una sensación constante de fatiga.
Beneficios específicos del magnesio en la menopausia
- Sueño reparador: el magnesio activa el sistema nervioso parasimpático, el encargado de llevarnos al descanso. Ayuda a regular la melatonina y reduce el cortisol nocturno, facilitando un descanso más profundo y sostenido.
- Relajación del sistema nervioso: en momentos de irritabilidad o ansiedad inexplicable, el magnesio actúa como un modulador natural del sistema nervioso, ayudando a recuperar la calma.
- Alivio muscular: si notas que al final del día te duelen los hombros, el cuello o tienes calambres nocturnos, el magnesio puede ser tu mejor aliado para liberar esa tensión acumulada.
- Tránsito intestinal: muchas mujeres experimentan estreñimiento durante la menopausia. El magnesio favorece una digestión más fluida, evitando molestias digestivas.
- Apoyo hormonal: interviene en la síntesis de hormonas sexuales, optimiza la función de la vitamina D y ayuda a modular la respuesta al estrés crónico.
Formas recomendadas
No todos los tipos de magnesio son iguales. Algunas formas pueden causar molestias digestivas, mientras que otras se absorben mejor y tienen efectos específicos más marcados. Entre las opciones más útiles en esta etapa están:
- Bisglicinato de magnesio: se absorbe muy bien y no suele causar problemas intestinales. Ideal si lo que buscas es relajarte y mejorar el sueño.
- Citrato de magnesio: buena opción si también necesitas mejorar el tránsito intestinal, gracias a su suave efecto laxante.
- Malato de magnesio: favorece la producción de energía, excelente si te sientes con fatiga constante.
Cómo tomarlo
Una dosis habitual oscila entre los 200 y 400 mg diarios. Se recomienda tomarlo por la noche si buscas un efecto calmante. Empieza poco a poco y observa cómo responde tu cuerpo.
Si tomas medicamentos como antihipertensivos, antibióticos o antiácidos, consulta con tu médica antes de comenzar la suplementación.
Vitamina D: la hormona disfrazada de vitamina
La vitamina D es mucho más que una vitamina: funciona como una hormona en nuestro cuerpo y cumple un rol esencial en múltiples sistemas. Y sin embargo, la gran mayoría de las mujeres en esta etapa tienen niveles insuficientes.
A partir de los 40-45 años, más del 70% de las mujeres presentan niveles bajos, incluso viviendo en zonas soleadas. Con la edad, la piel produce menos vitamina D al exponerse al sol, y al pasar más tiempo en interiores o usar protección solar, la síntesis se reduce todavía más.
Beneficios clave
- Salud ósea: durante los primeros 5-10 años después de la menopausia se puede perder hasta un 20% de la masa ósea. La vitamina D es clave para que el calcio se absorba adecuadamente y para mantener la fuerza muscular.
- Sistema inmune: una vitamina D adecuada ayuda a prevenir infecciones respiratorias y regula las enfermedades autoinmunes, más frecuentes tras la menopausia.
- Regulación hormonal: los receptores de vitamina D están presentes en tejidos reproductivos. Su deficiencia puede intensificar los síntomas menopáusicos.
- Estado de ánimo: la relación entre vitamina D baja y depresión está bien documentada, especialmente en mujeres. Mantener niveles óptimos puede ayudar a estabilizar el ánimo.
- Metabolismo: mejora la sensibilidad a la insulina y contribuye a prevenir la diabetes tipo 2 cuyo riesgo aumenta en la postmenopausia (con el cinturón abdominal o la barriguita de la que hablamos en episodios anteriores)
¿Cómo saber si necesitas suplementar?
La única forma de saberlo con certeza es mediante una analítica. Solicita que incluyan la 25-hidroxivitamina D. Los valores ideales están entre 45-50 ng/ml. Por debajo de 30, es necesaria la suplementación.
¿Qué tipo elegir y cómo tomarla?
Busca siempre vitamina D3 (colecalciferol). Evita formatos como el hidroferol, que no son equivalentes en absorción y eficacia. Según tus niveles, podrías necesitar entre 1000 y 4000 UI al día. Tómala con una comida que contenga grasa para asegurar su absorción.
Si tienes antecedentes cardiovasculares o riesgo, combínala con vitamina K2, que evita la acumulación de calcio en arterias y lo dirige hacia los huesos.
Como siempre, si hay dudas o condiciones médicas previas, consulta con tu profesional de referencia.
Omega 3: antiinflamatorio, neuroprotector y cardio-saludable
Durante la menopausia, se incrementa una inflamación silenciosa de bajo grado, conocida como «inflammaging», que acelera el envejecimiento celular y agrava muchos síntomas. Aquí es donde los ácidos grasos omega 3, especialmente el EPA y el DHA, se convierten en aliados indispensables.
Beneficios clave
- Antiinflamatorio natural: el EPA ayuda a producir compuestos antiinflamatorios que reducen el dolor articular, la rigidez matutina y las molestias musculares.
- Salud cerebral y emocional: el DHA es fundamental para el cerebro. Ayuda a mantener la memoria, la concentración y estabiliza el estado de ánimo en momentos de cambios hormonales.
- Protección cardiovascular: reduce los triglicéridos, mejora el perfil lipídico, y tiene efectos anticoagulantes suaves que protegen tu corazón.
- Lubricación articular: mejora la elasticidad de las articulaciones, algo esencial cuando se intensifican las molestias al despertar.
- Apoyo hepático y metabólico: ayuda a reducir la grasa en el hígado y mejora parámetros relacionados con el síndrome metabólico.
¿Es suficiente con comer pescado?
Para alcanzar dosis terapéuticas de EPA y DHA, deberías consumir pescado azul pequeño (como sardinas o caballa) al menos 3-4 veces por semana. Sin embargo, por la calidad del pescado, la contaminación por metales pesados y el ritmo de vida actual, muchas veces esto no es viable.
¿Cómo elegir un buen suplemento?
- Busca que aporte al menos 1000 mg de EPA+DHA combinados.
- Prefiere los que vienen en forma de triglicéridos o fosfolípidos.
- Asegúrate de que esté libre de metales pesados y contaminantes.
- Si eres vegetariana, opta por omega 3 de microalgas.
- Guárdalos en la nevera si hace calor y revisa que no tengan olor rancio.
Consulta con tu profesional si tomas anticoagulantes, ya que los omega 3 tienen efecto antiagregante plaquetario.
Omega 7 (espino amarillo): la lubricación que nos hace falta
Uno de los síntomas más incómodos de la menopausia es la sequedad generalizada. Puede afectar la zona vaginal, los ojos, la boca y, por supuesto, la piel. No se trata solo de una incomodidad, sino de una señal de que nuestras mucosas y tejidos han perdido parte de su capacidad de hidratarse desde dentro. Aquí es donde entra el omega 7, y en particular, el que se extrae del espino amarillo.
Este ácido graso, llamado ácido palmitoleico, tiene una afinidad especial con las membranas mucosas y actúa como un hidratante interno. Gracias a su capacidad para reforzar la estructura y función de estos tejidos, puede convertirse en un gran aliado cuando sientes que la sequedad se ha instalado sin previo aviso.
¿En qué puede ayudarte el omega 7?
- Sequedad vaginal: probablemente uno de los efectos más conocidos del omega 7. Mejora la lubricación natural, alivia la sensación de tirantez o ardor, y puede contribuir a que las relaciones sexuales vuelvan a ser placenteras y sin dolor.
- Sequedad ocular: si parpadeas más de lo habitual, si te molestan las pantallas o el aire acondicionado, el omega 7 puede reforzar la película lagrimal y calmar esas molestias.
- Sequedad bucal: una boca seca, especialmente por la noche, también puede beneficiarse de este suplemento, ayudando a mantener la mucosa oral más hidratada.
- Salud de la piel: contribuye a mantener la piel más elástica e hidratada, reforzando su barrera natural y mejorando su aspecto general.
¿Cómo tomarlo?
La dosis recomendada se sitúa entre los 500 y 1000 mg diarios, repartidos en dos tomas, siempre junto con las comidas. Para notar resultados consistentes, es recomendable mantener su uso durante al menos 4 a 6 semanas.
Consejos para elegir bien
Opta por suplementos de espino amarillo con certificación ecológica. Esta planta puede acumular pesticidas si no ha sido bien cultivada. Busca siempre calidad para asegurarte de que estás tomando un producto seguro y eficaz.
Aunque es muy bien tolerado, si tienes dudas o estás tomando otros tratamientos para la sequedad, consulta antes con tu profesional de salud. Recuerda que este suplemento no reemplaza tratamientos locales si los necesitas, sino que puede ser un complemento excelente para mejorar tu bienestar global.
Cimicifuga racemosa: fitoterapia al servicio del equilibrio
Finalizamos con una planta de nombre curioso pero con un gran recorrido en la medicina tradicional: la cimicifuga racemosa, también conocida como black cohosh. Utilizada por los pueblos indígenas de América del Norte, ha sido ampliamente estudiada por su efectividad en aliviar síntomas típicos de la menopausia.
A diferencia de lo que se creía antes, no actúa como un estrógeno vegetal. Su acción se centra en el sistema nervioso central, regulando neurotransmisores como la serotonina y la noradrenalina. Esto la convierte en una alternativa interesante, sobre todo para quienes no pueden o no desean recurrir a la terapia hormonal.
¿Qué síntomas puede mejorar?
- Sofocos y sudores nocturnos: es su efecto más estudiado. Puede reducir su frecuencia e intensidad de forma notable.
- Cambios de humor e irritabilidad: ayuda a estabilizar el estado emocional, especialmente cuando los altibajos aparecen sin una razón clara.
- Problemas de sueño relacionados con los sofocos: facilita un descanso más reparador al reducir las interrupciones nocturnas provocadas por el calor repentino.
Consideraciones antes de tomarla
- Paciencia: no es de efecto inmediato. Puede tardar entre 4 y 8 semanas en notarse un cambio significativo.
- Calidad del suplemento: elige extractos estandarizados y de calidad farmacéutica. Las concentraciones varían mucho entre marcas, así que asesórate bien.
- Consulta médica: especialmente si tomas medicamentos, si tienes antecedentes de enfermedades hormonales o si has tenido cáncer de mama hormono-dependiente. Aunque no se ha demostrado que la cimicifuga tenga efectos negativos en estos casos, siempre es mejor hablarlo con tu ginecóloga o médica de confianza.
Este suplemento puede ser una opción natural muy interesante cuando se usa con criterio y con supervisión adecuada.
Conclusión: cuida tu transición con conocimiento y cariño
Llegamos al final de este recorrido por cinco suplementos que pueden ser grandes aliados en tu menopausia. Pero antes de despedirnos, quiero recordarte algo importante: no se trata de tomar más, sino de tomar mejor. Esta etapa no exige acumulación de productos, sino decisiones conscientes y bien informadas.
Estos suplementos no son soluciones mágicas, pero sí pueden marcar una diferencia real cuando se integran en una estrategia de cuidado integral. Tu bienestar no depende únicamente de lo que tomas, sino de cómo vives: tu alimentación, tu descanso, tu manera de gestionar el estrés y la calidad de tus relaciones también cuentan.
La clave está en identificar tus principales necesidades:
- Si tu mayor molestia son los despertares nocturnos y la ansiedad, el magnesio puede ser una excelente puerta de entrada.
- Si te preocupa la salud ósea y la prevención de enfermedades metabólicas, la vitamina D debería estar entre tus prioridades.
- Si sientes inflamación, niebla mental o quieres cuidar tu corazón, el omega 3 puede darte un gran soporte.
- Si la sequedad te limita en tu día a día, tanto en lo íntimo como en lo cotidiano, considera el omega 7 como un aliado natural.
- Y si buscas una ayuda fitoterapéutica para equilibrar sofocos y cambios emocionales, la cimicifuga puede ser tu opción.
No necesitas tomarlos todos a la vez. De hecho, lo ideal es empezar poco a poco, evaluando cómo responde tu cuerpo y siempre, si es posible, de la mano de una profesional que te acompañe con una mirada integral y sin juicio.
La menopausia no es una pérdida. Es una transformación. Es una invitación a revisar tus prioridades, a escucharte más profundamente, a reconectar contigo. Y también es una oportunidad de empezar a cuidarte de una forma distinta, más presente, más amorosa, más alineada con lo que de verdad importa.
Gracias por darte este espacio de lectura y reflexión. Si este contenido te ha sido útil, compártelo con esa amiga, hermana o paciente que sabes que lo necesita. Porque acompañarnos entre mujeres, también es parte del autocuidado.
Recuerda: cuidarte no es un lujo, es una responsabilidad contigo misma.
Preguntas frecuentes sobre los 5 suplementos para la menopausia para alivar tus síntomas:
¿Cómo suplementar en la menopausia?
La suplementación en la menopausia debe hacerse de forma personalizada y consciente. No se trata de tomar todo lo que escuchas, sino de identificar tus síntomas predominantes y elegir uno o dos suplementos que realmente respondan a tus necesidades actuales. Comienza poco a poco, observa cómo responde tu cuerpo y, si es posible, hazlo acompañada de una profesional de salud que pueda guiarte según tu historial y estilo de vida.
¿Qué hace el magnesio en la menopausia?
El magnesio es un mineral fundamental durante esta etapa. Ayuda a regular el sistema nervioso, favorece un sueño reparador, alivia la tensión muscular, mejora el tránsito intestinal y participa en la síntesis hormonal. También apoya la salud ósea y puede ayudar a reducir la irritabilidad y la ansiedad asociadas a los cambios hormonales.
¿Qué hormona natural es buena para la menopausia?
Una de las opciones naturales más relevantes no es una hormona en sí, sino una vitamina que actúa como tal: la vitamina D. Su función en el organismo es similar a la de una hormona, ya que regula múltiples sistemas, desde el inmunológico hasta el hormonal y el óseo. Mantener niveles adecuados de vitamina D es clave para transitar esta etapa con más salud y vitalidad.
¿Qué pastillas naturales son buenas para la menopausia?
Existen varias opciones naturales que pueden ayudar a aliviar los síntomas de la menopausia. Entre ellas destacan:
- El magnesio, para mejorar el sueño, la ansiedad y los calambres.
- La vitamina D, para cuidar huesos, ánimo y defensas.
- El omega 3, por sus efectos antiinflamatorios y protectores del cerebro y corazón.
- El omega 7 (espino amarillo), para mejorar la lubricación vaginal, ocular y bucal.
- La cimicifuga racemosa, una planta utilizada para aliviar sofocos, cambios de humor y alteraciones del sueño.
Todas estas opciones pueden formar parte de una estrategia de cuidado integral, siempre que se elijan con criterio y se adapten a cada caso particular.

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